-A propósito del Día Internacional, celebrado el 1 de marzo.
Por Jean Mulini
Hoy coincide el Dia de la Cero Discriminación y el Día Internacional de la Silla de Ruedas, así que veo conveniente aclarar 5 puntos.
1. Mi silla de ruedas es mi herramienta de movilidad, es una extensión de mi cuerpo.
2. «No soy una silla de ruedas» soy una persona, una mujer con discapacidad usuaria de silla de ruedas.
3. La falta de accesibilidad contribuye a la Discriminación al no permitir disfrutar las experiencias en todos los espacios.
4. El uso de la silla de ruedas adecuada en medida y necesidades, así como un cojín antiescaras son necesarios para cuidar de nuestro cuerpo y mejorar nuestra movilidad.
5. Las sillas de ruedas siguen siendo un producto que entre más personalizada sea o los materiales más resistentes y ligeros sus precios son más elevados, la movilidad digna no debiera ser un privilegio.
En 13 años llevo usando 6 sillas de ruedas, más de 8 cojines de diferentes tipos, más de 10 veces ponchada, he comprado llantas como 5 veces, he cambiado y parchado muchas llantas. Muchísimo dinero que es un extra de un presupuesto común de una persona sin discapacidad.
Las personas que usamos silla de ruedas y salimos a la calle nos enfrentamos a muchos tipos de discriminación por ejemplo:
Todos los días que subo al metrobús, me enfrento a diferentes formas de discriminación, con actitudes capacitistas, que me despersonalizan al referirse a mí como «la silla de ruedas», honestamente prefiero rodar algunos kilómetros antes de subir al transporte público, y rodando en las calles me encuentro autos estorbando, banquetas sin rampas, topes tamaño montaña o coladera abiertas, pavimento levantado y más situaciones que a veces son preferibles a vivir un momento de tensión, que muchas veces me ha hecho sentir culpable no poder caminar, porque uso silla de ruedas, porque les estorba, porque les incomoda mi presencia, mientras intento existir, tener una vida tranquila y lograr mis metas.
