Por Francisca Meza Carranza
*Francisca Meza es comunicóloga, reportera con discapacidad y editora general de Plan B
Hablar de la discapacidad, las necesidades y los retos que enfrentan las personas con discapacidad parece un tema repetitivo, tedioso y que, lamentablemente, no importa a gran parte de la sociedad, sin embargo, siempre es importante hablar de ella.
Hoy se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, declarado en 1992 por la ONU para promover el derecho y el bienestar de las personas con discapacidad, pero a 31 año de eso aún falta mucho por hacer.
No debería tratarse solo de una fecha para llevar a cabo eventos gubernamentales, actividades inclusivas o discursos. Las personas con discapacidad pugnamos porque sea siempre, que estemos en la agenda y que no se nos deje de lado. No solo en el ámbito político-gubernamental, sino también en la sociedad, incluido familia y amigos.
En pleno 2023 una verdadera inclusión de las personas con discapacidad aún está lejos de ser real, pues en vez de permitirles ser miembros activos en esta sociedad ensimismada, se les ve como beneficiarios, de dádivas.
De acuerdo con la organización Mundial de la Salud (OMS) 16 por ciento de la población tiene una discapacidad, unas mil 300 millones de personas, cifra que va en aumento, y se estima que en algún momento de la vida las personas tendrán una.
La mayoría de las personas parecen ignorar, o quieren ignorar, que una discapacidad no es solo no poder caminar o ver sino que las enfermedades degenerativas y la propia edad pueden llevar a una.
La discapacidad tiene una relación directa con las barreras a las que se enfrentan las personas que la tienen, y que la hacen más difícil.
No solo es el mal estado de las vialidades o falta de banquetas, sino también la falta de acceso a la educación, a la salud, al trabajo e incluso a la diversión, no solo por las barreras físicas sino también por las sociales, pues hay trabajadores que no la garantizan, a veces por ignorancia o a veces por falta de empatía.
Es complicado el transporte público, la atención médica, encontrar vivienda e incluso cosas simples como un restaurante o ir al cine.
Lo anterior puede conducir a las personas con discapacidad al aislamiento, la soledad y la depresión, tema poco abordados, o pasados por alto.
También es de resaltar el tema económico ya que en algunos la discapacidad aumenta el riesgo de pobreza, al sumir gastos adicionales, y la pobreza el riesgo de discapacidad, al no tener el acceso a servicios médicos o de rehabiltación.
Las necesidades de la llamada minoría más grande son inmensas, y parecen ignoradas. Tampoco se trata de legislar o buscar el mayor número de leyes al respecto, sino también de dar el soporte para su cumpimiento, físico, económico y social.
En el Parlamento de las Personas con Discapacidad en Materia de Educación Inclusiva, desarrollado recientemente en el Congreso del Estado, se planteó la creación de una secretaría para la atención de personas con discapacidad, lo cual sería una paso para atender las necesidades del sector,o al menos simplificaría el acceso a los trámites.
En general, hay mucho por hacer, quizá con un poco más de empatía se podría avanzar, pero eso depende de cada uno…
Gracias a todas las personas empáticas, solidarias y amorosas. Gracias a mis compañeros de lucha por no tirar la toalla, aunque sé que ganas no faltan…