Tienen colmillo para todo viaje

*Dos días a la semana, el transporte público de la Ciudad se convierte en la escuela en la que futuros perros de asistencia se preparan para dar apoyo

Nota: Agencia Reforma

Dos días a la semana, el transporte público de la Ciudad se convierte en la escuela en la que futuros perros de asistencia se preparan para dar apoyo, guía y contención para menores y adultos que viven con discapacidad motriz, autismo o discapacidad visual.

Las redes de Metro, Metrobús, transporte concesionado, son recorridas por los canes que prepara la Fundación Owen, con el objetivo de adaptarlos al ajetreo de los sistemas de movilidad, que asimilen los ruidos y ritmos, y que no se alteren al ingresar.

“Los perros empiezan a ser entrenados desde cachorros dentro de nuestras instalaciones, con obediencia y ejercicios de atención. Alrededor de los nueve meses ya comienzan a salir a la calle, sobre todo al transporte público que les enseña mucho para aprender a moverse y centrar mucho más su atención”, explicó Adalberto Islas, uno de los entrenadores del programa de la Fundación.

Al realizar estos recorridos, a cada uno de los perros se les coloca un collar que permite identificarlos como animales de servicio.

Foto: Fb/Fundación Owen

“Los chalecos son importantes por dos cosas: entienden que están trabajando y no de paseo, y porque en él se pide a las personas externas a no tocarlos porque los distraen, y esto puede poner en riesgo la vida de su usuario”, detalló Islas.

“Un perro de asistencia no trabaja todo el día, porque sería agotarlo. Después de que se quita el chaleco es un perro normal que recibe amor y juega con otros perros. Y se convierte en un  miembro más de la familia de su usuario”.

En instalaciones como las del Metro, donde las escaleras se tratan de un obstáculo común del recorrido, los canes aprenden a caminar con un ritmo cuidadoso y acorde al de su humano, para convertirse en un guía seguro. Y, una vez que abordan el vagón, tienen que acomodarse de tal forma que pasen casi desapercibidos, se ubican a un costado la persona a la que apoyan o, incluso, debajo de su asiento para no restringir la movilidad de ambos.

“Un perro de asistencia muchas veces tiene que ser invisible, su usuario debe sentir que son un solo equipo y trabajar en conjunto, para lograr moverse con seguridad por toda la Ciudad y en su transporte”, dijo el entrenador.

El acceso a este tipo de asistencia es limitado, en 2022 la Fundación Owen entrenó a 17 canes.

Margara Bravo, directora del organismo, detalló que la preparación de este tipo de perros cuesta hasta 25 mil dólares, por el entrenamiento que requieren, y el cual puede extenderse hasta más de un año.

“Nos llegan muchas solicitudes de niños y jóvenes que buscan un asistente, pero no todos son aptos o no pueden costearlos, a pesar de que absorbemos con muchos gastos como fundación. Además, no podemos entrenar a un gran número de perros al mismo tiempo. El panorama, desgraciadamente es complejo”, lamentó.

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