Habla el conferencista y escritor sobre su experiencia para superar los obstáculos que tuvo que enfrentar desde la paraplejia a lomo de un caballo
Texto: Carlos Rosas
Chilpancingo, 02 jul (PlanB).- Este martes se presentó en la Sala de los Próceres de la Historia de México, del Congreso de Guerrero, el libro Centauro. Una historia de superación y resiliencia a lomos de un caballo, de José Estrada Vázquez.
El evento fue inaugurado por la diputada presidenta de la Junta de Coordinación Política, Citlali Calixto Jiménez, quien llamó a hacer “un arropamiento” a las personas “que inspiran, que motivan”.
Sobre el libro, dijo que “navegar por las letras de Centauro es experimentar un viaje por la historia autobiográfica de su autor, que nos lleva a aquellas memorias de un acontecimiento que transformó su vida”.
La vida de Estrada Vázquez es muestra de la resiliencia, “como una virtud indomable”, y encontrar “la fuerza interior de seguir cuando todo parece desmoronarse a nuestro alrededor”.
La legisladora morenista mencionó que “la clave está en desarrollar una red de apoyo sólida, mantener una actitud positiva frente a los desafíos y aprender a gestionar eficazmente las emociones”, pero que la práctica “de la gratitud y el autocuidado también juegan un papel crucial” en el fortalecimiento de la resiliencia mental y emocional.
El autor es originario de Tlacotepec, en la sierra de Guerrero, y sufrió una caída cuando tenía 10 años, que le causó una lesión medular y quedó inmóvil de la cintura hacia abajo, por lo que abandonó la escuela y su vida social.
El también docente, ambientalista y conferencista lamentó que el país “ha estado abandonado en temas de inclusión”.
Sobre el libro Centauro, que escribió durante la pandemia, dijo que “escribir una autobiografía es desnudarse ante los demás” y que para construirlo retomó el mito griego de los centauros, guerreros que son mencionados en la Ilíada y cuyo miembro más destacado es Quirón, por su inteligencia, ya que fue gracias a un caballo que pudo regresar a la vida social y académica en Tlacotepec.
Mencionó al centauro Quirón, que “muestra la razón y la fuerza. Yo le digo al caballo dónde quiero ir y él pone la parte física”.
El libro está estructurado en tres partes, la familia, la sociedad y la escuela. En el primer apartado, resaltó lo fundamental del apoyo de los familiares, sobre todo en casos en que la persona adquirió la discapacidad en alguna etapa de la vida, “si hay un hijo con alguna discapacidad o función diversa que fue adquirida en alguna etapa de la vida, la familia es fundamental para la resiliencia, para que la persona recupere la vida que tenía antes del acontecimiento que le causó su nueva condición”.
La caída que sufrió en 1983 le causó paraplejia (una lesión en la médula espinal que causa una parálisis parcial, de la cintura hacia abajo) y tuvo silla de ruedas hasta finales de los años 90, así que antes se las tenía que arreglar con una silla común para desplazarse en zigzag por su casa.
Luego, su padre, que era comerciante de caballos, le regaló un animal para que se pudiera mover fuera de la casa, algo que le dio seguridad, porque su padre no vio en él un impedimento para que pudiera montar. “Fue algo fenomenal”, porque gracias a montar se reintegró a la sociedad y a tener amigos.
“Cuando en nuestro entorno percibimos un ambiente de camaradería, donde los otros brindan sonrisas de aceptación y sus miradas muestran aprecio, se forma en nuestro interior algo maravilloso que va construyendo grandes dosis de voluntad y fortaleza”, y montar a caballo fue el conducto para llegar a eso, aseguró.
Mencionó que “en el medio rural hay más discriminación”, y que las personas con algún tipo de discapacidad “se la pasan recluidos en sus casas”. Sin embargo, él era bien recibido porque sabía tocar la guitarra, algo que aprendió durante el tiempo que estuvo sin poder salir de su casa.
Durante la presentación del libro mostró diapositivas en las que se le ve, por ejemplo, en pirámides prehispánicas, fiestas, con “amigos cargándome a lugares donde no podía acceder”.
Por ello, lamentó que haya “barreras físicas para acceder a edificios, en las calles, ahí nos vamos a encontrar esas barreras. Si yo quiero ir con mi silla de ruedas, quién me lo impide: la sociedad, porque no me da acceso”, y por eso mencionó que en México se vive en “una sociedad discapacitante”, ya que la mayoría de la infraestructura construida en el país no está planeada para que pueda ser accesible en silla de ruedas, bastón, muletas u otro tipo de aparatos de movilidad.
El licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos señaló que en el ámbito escolar debe haber inclusión por parte de los estudiantes, pero, sobre todo, de los profesores y directivos, porque si las autoridades “no le entran a este punto de la educación”, no se puede avanzar.
También llamó a que quienes tengan alguna disfunción diversa, a que salgan de su “escondite, sé visible, atrévete”.
A la sociedad “qué le toca: inclúyelo, incluye, porque tiene la misma capacidad que tú, es un ser humano, lo que te hace diferente es una condición; ojo, no es una enfermedad, el grueso de la población piensa que una persona con discapacidad es un enfermo, y no, la discapacidad no es una enfermedad, es una condición de vida solamente, se pueden hacer las cosas, con un poco más de esfuerzo, pero se pueden hacer”.
A los familiares de las personas con algún tipo de discapacidad los llamó a arroparlos, para que se vuelvan resilientes ante su condición de vida, pero apuntó que lo mismo deben hacer la sociedad y las autoridades educativas, “creo que este es el camino para llegar a una verdadera inclusión”.
En la actualidad hay información y materiales para “intentar hacer esto realidad, creo que esto es posible”, finalizó el escritor.
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