Francisca Meza Carranza
Guerrero, 03 dic (PlanB).- “¿Qué pasa cuando en una familia nace un niño con discapacidad o adquiere una discapacidad? Yo siempre he dicho que no nada más es la persona con discapacidad, es la familia con discapacidad”, consideró el psicólogo Adriano Díaz, quien nació ciego.
En su ponencia “La discapacidad desde adentro” como parte de la Jornada por la Inclusión de las Personas de Discapacidad y/o Trastornos, platicó su historia personal; es el penúltimo de seis hermanos, con él son dos los que nacieron ciegos.
Consideró que cuando llega un hijo con discapacidad “es peor que la muerte”, porque empiezan muchos problemas y a echar culpas. En su caso el papá propuso quedarse con los cuatro hijos sin discapacidad en Acapulco y que la mamá se fuera a México con ellos dos para tratarlos, lo cual fue rechazado.
Recordó que fue sometido a 30 operaciones, y su hermana a otras tantas, hasta que el médico dijo que no los operaría más porque podría afectarlos con tanta anestesia y cirugías, y mejor los llevaran a estudiar.
Platicó que en 1997 su papá lo llevó a una primaria normal en donde el director dijo que no sabría cómo tratarlo, que lo pondría un mes aprueba y con base en ello permitiría que se quedara o no. Dijo que logró quedarse y siempre fue un alumno destacado.
Había un maestro que le decía que él tendría que ponerle el doble de ganas al estudio lo que al principio le molestaba, relató, sin embargo, con el paso del tiempo comprendió que así tenía que ser por tratarse de una persona con discapacidad; dijo que no entiende cómo hay personas que se refieren a sí mismos como pobrecitos, cuando también tienen que ganarse las cosas
“No sólo tenemos que recibir tenemos que demostrar (…) las personas con discapacidad no tenemos que echarle el 100 por ciento si no el 200 por ciento de ganas, porque si queremos hacer algo tenemos que echarle ganas, tenemos que procurar adaptarnos a la vida”, expresó,
Dijo que uno mismo no debe excluirse, no obstante, consideró que la principal inclusión empieza en la familia.
“Si a mí mi familia me excluyen entonces de dónde sea me van a excluir y mi familia no va a pelear por mí porque va a decir `está bien lo que están haciendo, está bien´; donde primero debemos incluirnos es en la familia y en la familia es donde debemos exigir, uno mismo, aprender”, expresó.
Dijo que en sus 61 años de ciego logró cursar la secundaria, la preparatoria y la licenciatura en donde le fue bien. Remarcó la importancia de la atención de los niños con discapacidad en las escuelas, pues hay maestros que dicen que sí atenderán, pero es de dientes para afuera y mientras tienen a los alumnos en el salón como un mueble. Dijo que es frustrante para un niño porque, aunque tenga down o autismo, se da cuenta de las cosas.
“Que el maestro los vea como un alumno mas no como el discapacitado, el ciego o el autista, cuando un alumno se integra a toda la comunidad escolar se le olvida que uno tiene discapacidad y es cuando te ven como una persona”, dijo.
Admitió que una persona con discapacidad puede tener mucha fortaleza, pero hay ocasiones en la que se escuchan comentarios que sí afectan. También reconoció que hay días en los que uno no despierta con la autoestima muy arriba, y no es muy fácil.