Estudio revela que no hay pruebas de que la salud de la madre durante el embarazo esté relacionada con el autismo  

Redacción

Chilpancingo, Gro., 03 de febrero (PlanB).- En un estudio reciente de NYU Langone Health (EEUU) demuestra que la relación entre el estado de salud de la madre durante el embarazo no representa riesgo de autismo de su hijo y que este puede explicarse por factores como la genética, la exposición a la contaminación y el acceso a la atención sanitaria. 

En una nota publicada por Europa Press, detalla que en el estudio publicado en la revista Nature Medicine on-line el 31 de enero, se revela que, de las pocas afecciones realmente asociadas con el autismo, todas eran en realidad complicaciones con el feto y que esos síntomas eran signos tempranos de autismo en el niño y no la causa de este. 

«Nuestro estudio demuestra que no hay pruebas convincentes de que cualquiera de estos otros diagnósticos en la madre pueda causar autismo», afirma la autora principal, Magdalena Janecka, profesora asociada del Departamento de Psiquiatría Infantil y Adolescente y del Departamento de Salud de la Población de la Facultad de Medicina Grossman de la NYU. 

De acuerdo con lo publicado, el estudio incluía un análisis de los historiales médicos de más de 1,1 millones de embarazos (entre 600.000 madres) de un registro nacional de Dinamarca. 

El estudio se logró en Dinamarca, se explica, porque a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, donde los historiales médicos suelen estar dispersos entre los distintos profesionales médicos a los que acude una persona a lo largo de su vida, todos los historiales médicos de una persona están consolidados bajo un único número emitido por el gobierno, lo que permitió a los investigadores comprobar si cada mujer tenía más de 1.700 diagnósticos distintos según los estándares internacionales, conocidos como códigos CIE-10. 

Los investigadores centraron su análisis en los resultados de las pruebas de embarazo y en los diagnosticados en al menos el 0,1 por ciento de los embarazos (236 diagnósticos), se detalló. 

Como parte del estudio, los investigadores corrigieron los factores que podían confundir en la relación entre el diagnóstico que recibía una mujer y el diagnóstico de autismo de su hijo.  

Estos factores incluyen la situación sociodemográfica y la edad de la madre durante el embarazo, ya que los hijos de madres mayores tienen más probabilidades de ser diagnosticados de autismo, y sus madres también tienen más probabilidades de recibir ciertos diagnósticos, como hipertensión, que sus homólogas más jóvenes. 

Tras tomar en cuenta los factores de confusión, así como los diagnósticos concurrentes, 30 seguían estando estadísticamente asociados con el autismo en el niño, se informó, por lo que, para determinar si coincidían con el autismo en lugar de causarlo, los investigadores incluyeron en el análisis a los hermanos de los niños autistas. 

Se explicó que, si a una madre se le diagnosticaba la misma enfermedad durante los embarazos de niños con y sin autismo, eso sugeriría que había factores distintos de su diagnóstico que influían en la relación con el autismo. Este paso permitió separar las afecciones que podrían atribuirse a factores familiares, como la genética y la exposición ambiental a la contaminación, de las que podrían estar causando el autismo. 

Con respecto a la genética   

La genética resulta un importante factor de confusión familiar del autismo, de acuerdo con el estudio; ciertos genes que aumentan el riesgo de que una persona sufra depresión también están más estrechamente relacionados con el autismo.  

Si una mujer sufre un episodio de depresión durante el embarazo y su hijo es autista, explica, es mucho más probable que madre e hijo compartan genes causantes de ambas afecciones, en lugar de que los efectos químicos de la depresión afectaran de algún modo al feto para causarle autismo durante el desarrollo. 

En el estudio, se indica, también se analizaron los historiales médicos de los padres y se determinó que lo más probable es que cualquier relación entre un diagnóstico paterno y el autismo se deba a factores familiares, ya que los efectos directos del padre sobre el feto tras la concepción son muy limitados. De hecho, los investigadores observaron que muchos diagnósticos paternos están tan relacionados con el autismo infantil como los maternos. 

Luego de tener en cuenta los factores familiares, informó, el único diagnóstico materno que seguía estando estrechamente relacionado con el autismo desde el punto de vista estadístico eran las complicaciones del embarazo relacionadas con el feto. 

«Muchas madres de niños autistas se sienten culpables por ello. piensan que hicieron algo mal durante el embarazo, y es desgarrador. Creo que demostrar que estas cosas no van a causar autismo es importante y puede conducir a formas más eficaces de apoyar a los niños autistas y a sus familias», indicó Janecka. 

Se considera que el autismo es un trastorno del desarrollo que suele aparecer en la infancia y se caracteriza por una serie de dificultades en las interacciones sociales y comportamientos repetitivos, indica la nota. 

Los síntomas varían ampliamente hasta la edad adulta, pero pueden incluir un contacto visual reducido, reticencia a participar en actividades lúdicas, repetición de gestos o sonidos e indiferencia a las temperaturas extremas, finaliza. 

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