Del entretenimiento a la terapia, cuál es el nuevo rol de los videojuegos en la medicina moderna

Nota: Infobae

En algunos casos estas plataformas pueden potenciar y estimular habilidades neurocognitivas, pero también habilidades físicas como reacción y precisión. El análisis de los expertos a Infobae

Los videojuegos suelen ser considerados formas de distracción y de entretenimiento. Se trata de una visión que, en general, está asociada a los niños y a la juventud. Sin embargo, en el último tiempo, estos dispositivos están emergiendo como potentes plataformas que ofrecen experiencias ricas y variadas más allá de lo lúdico. En el corazón de esta evolución se encuentra la idea de que, en algunos casos, pueden ser utilizados con fines médicos y cognitivos.

Algunos de estos juegos pueden ser utilizados para entrenar y estimular capacidades cognitivas esenciales,siempre y cuando se haga un uso responsable y consciente. Pero, ¿qué hace que sean tan especiales y que se contemple su aplicación fuera de lo estrictamente recreativo?

Infobae conversó al respecto con Guadalupe de la Iglesia, doctora en psicología e investigadora del CONICET, quien estudia temáticas como el uso de videojuegos relacionado a la salud mental y la personalidad. Además, la bióloga y doctora en ciencias de la educación e investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba y el CONICET, Maricel Occelli, advirtió los beneficios sobre su aplicación en el aprendizaje; mientras Alexis Alderete, psicólogo especialista en trastornos de ansiedad y entrenamiento en habilidades, resaltó su importancia en el desarrollo de habilidades cognitivas.

“Existen algunas evidencias científicas que indican que es posible que los videojuegos estimulen y potencien capacidades cognitivas. Hay experimentos en los que se utilizaron videojuegos diseñados específicamente para entrenar esas capacidades cognitivas, así como otros trabajos en los que se observó a sujetos que usaban videojuegos que no fueron diseñados con ese propósito, como los juegos de tipo First Person Shooters (NdeR: juegos de tiros que se juegan en primera persona, protagonizando la trama)”, apuntó de la Iglesia.

Los expertos sugieren supervisión parental para un uso saludable y equilibrado de los videojuegos (Pexels)

“En estos juegos -siguió la experta- se notó que aquellos que los jugaban con frecuencia desarrollaban cierto nivel de entrenamiento en habilidades como la capacidad de reacción rápida y precisión. Lo interesante de esta situación es que estas habilidades adquiridas no se limitaban solo al juego en sí: la velocidad y precisión se transferían a otras áreas de la vida, incluso a tareas no relacionadas con los videojuegos. Esto sugiere un gran potencial, ya que al jugar, se está entrenando una habilidad que normalmente no sería fácil de desarrollar de manera lúdica. Además, esto podría tener un impacto positivo en la adherencia al tratamiento médico y la rehabilitación de ciertas habilidades sin que la persona se dé cuenta”.

De acuerdo a lo relatado por de la Iglesia, “en cuanto a la aplicación de videojuegos en el ámbito médico, existen numerosas investigaciones en curso. Algunos ejemplos incluyen el uso de videojuegos como distracción antes de una cirugía para reducir la ansiedad. Se ha demostrado que esta estrategia funciona, especialmente en niños, comparando aquellos que juegan videojuegos con aquellos que no lo hacen antes de la administración de la anestesia. Esto hace que la experiencia de la cirugía sea más llevadera”.

“En otro estudio, se desarrolló un videojuego de realidad virtual llamado Snowboard para pacientes con quemaduras graves durante los dolorosos procesos de limpieza. El juego ayudó a distraer a los pacientes y redujo su percepción del dolor”, sumó la doctora en psicología.

Más allá de lo lúdico, los videojuegos emergen como herramientas cognitivas útiles para los jóvenes, según los expertos (Getty)Más allá de lo lúdico, los videojuegos emergen como herramientas cognitivas útiles para los jóvenes, según los expertos (Getty)

En segundo término, la investigadora del CONICET relató: “Se ha observado que videojuegos como Pokémon Go pueden promover la actividad física al fomentar el caminar en los jugadores, lo que tiene beneficios para la salud. También se ha desarrollado un videojuego que enseña conceptos básicos sobre la estructura de las proteínas y permite a los jugadores colaborar en la generación de conocimiento científico útil para investigaciones médicas”.

De todas formas, en palabras de de la Iglesia, “se necesita más investigación científica para comprender mejor el impacto de los videojuegos en la salud, tanto en términos positivos como negativos. Es que pueden ser aliados valiosos para la salud si se utilizan adecuadamente y se basan en evidencia sólida. Es importante abordar estos temas con información precisa y evitar el pánico moral relacionado con el uso de los videojuegos. Se debe ser cauteloso al etiquetar a alguien como adicto a los videojuegos, ya que puede generar malestar. Algunos prefieren hablar de uso problemático y tratarlo de manera similar a otros comportamientos problemáticos”.

Otra profesional consultada por Infobae fue Maricel Occelli, quien es bióloga, doctora en ciencias de la educación e investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba y el CONICET.

“Se puede acceder a conocimientos jugando y acercándose a los videojuegos en el ámbito educativo. Al jugar, se crea un vínculo con el estudiante a través de la narrativa del juego, las formas, lo visual y el ambiente que este genera. Se establecen metas, y el espacio del videojuego propone un rol activo, a diferencia de otras tecnologías. Ahí, el que juega es el protagonista y eso te sitúa desde una perspectiva diferente. Como protagonista, tenés metas. Me refiero a videojuegos con una historia, una trama en la que sos partícipe. En ese contexto, tenés un rol activo, y las metas y problemáticas que se presentan son de tu interés, generando una retroalimentación positiva”, consideró Occelli.

En ciertos casos, pueden ser herramientas que reducen ansiedad antes de una cirugía y una distracción ante dolor intenso, de acuerdo a lo planteado por de la Iglesia (Getty)En ciertos casos, pueden ser herramientas que reducen ansiedad antes de una cirugía y una distracción ante dolor intenso, de acuerdo a lo planteado por de la Iglesia (Getty)

Y siguió: “Hay autores que dicen que, cuando estás inmerso en el juego, entrás en un estado de flujo. En la psicología positiva, se argumenta que en ese estado se pierden nociones de tiempo y espacio, y te concentrás solo en una actividad. Si ese estado te permite aprender, es sumamente positivo. Sin embargo, es esencial que vaya acompañado de un diseño didáctico que fomente la reflexión a partir del juego. De lo contrario, se queda solo en lo lúdico. Es importante que incluya preguntas específicas y que se relacione con un contenido concreto. Hemos trabajado con esto en videojuegos de ciencia y hemos tenido experiencias en escuelas secundarias, primarias y en formación docente. En estas experiencias, evaluamos qué contenidos se pudieron aprender jugando y reflexionando”.

“También se ha trabajado en habilidades socioemocionales. Jugar videojuegos colaborativos y en red, según la autora y colega Viviana Suárez, potencia habilidades socioemocionales positivas para relacionarse. Las habilidades cognitivas y el aprendizaje se pueden orientar hacia el desarrollo de aprendizajes conceptuales y otros procedimentales, que te ayudan a argumentar, modelar y fomentar un pensamiento crítico”, completó Occelli.

Por su parte, Alexis Alderete, psicólogo especialista en trastornos de ansiedad y entrenamiento en habilidades, le dijo a Infobae: “El uso de videojuegos ha dejado de ser estigmatizante desde hace muchos años para establecerse como una herramienta para el desarrollo de habilidades cognitivas en todas las edades, desde la niñez hasta los adultos mayores, pero entendiendo que hay que hacer un uso responsable y consciente de los mismos como cualquier otra actividad de nuestras vidas, y así, pueden tener un impacto positivo en las personas”.

“Especialmente en la niñez y adolescencia más allá de los beneficios nombrados es fundamental que los padres supervisen y guíen el uso de videojuegos para garantizar un equilibrio adecuado entre el entretenimiento digital y otras actividades importantes en la vida diaria, ya que el exceso de tiempo frente a las pantallas puede tener efectos negativos en la salud mental y física”, sugirió Alderete.

Algunos videojuegos entrenan capacidades vitales, trascendiendo lo puramente lúdico hacia aplicaciones conscientes (Getty)Algunos videojuegos entrenan capacidades vitales, trascendiendo lo puramente lúdico hacia aplicaciones conscientes (Getty)

La ciencia de los videojuegos

A fines de 2022, una investigación estadounidense que involucró a cerca de 2.000 niños reveló que aquellos que afirmaron jugar videojuegos por tres horas o más al día mostraron un rendimiento superior en pruebas de habilidades cognitivas vinculadas al control impulsivo y la memoria operativa, en contraste con aquellos niños que no habían jugado videojuegos.

La investigación, que fue publicada en la revista JAMA Network Open, se basó en la información del estudio en proceso sobre el desarrollo cognitivo y cerebral de adolescentes (conocido por sus siglas en inglés como ABCD), respaldado por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) y otras agencias pertenecientes a los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH).

Si bien existen múltiples investigaciones que exploran la relación entre videojuegos y habilidades cognitivas, los procesos neurobiológicos que fundamentan estas relaciones no están claramente definidos. Pocos estudios de neuroimagen se han centrado en este asunto, y suelen tener muestras pequeñas, con menos de 80 individuos involucrados.

Los expertos buscan comprender uno de los verdaderos desafíos de la era digital y ahondar en los efectos tanto positivos como negativos de los videojuegos en la juventud (Pexels)Los expertos buscan comprender uno de los verdaderos desafíos de la era digital y ahondar en los efectos tanto positivos como negativos de los videojuegos en la juventud (Pexels)

Para llenar este vacío investigativo, especialistas de la Universidad de Vermont, ubicada en Burlington, examinaron la información recopilada cuando los niños se incorporaron al Estudio ABCD a la edad de 9 y 10 años. El grupo de científicos revisó cuestionarios, datos cognitivos e imágenes cerebrales de casi 2.000 integrantes de la muestra más extensa del estudio.

“Este estudio contribuye a nuestra mayor comprensión de las asociaciones entre la participación de los videojuegos y el desarrollo del cerebro”, dijo la directora del NIDA, la doctora Nora Volkow. “Varios estudios han relacionado los videojuegos con problemas de comportamiento y de salud mental. Este estudio sugiere que también puede haber beneficios cognitivos asociados a este pasatiempo popular, lo que merece una mayor investigación”, sumó.

“Aunque no podemos decir si jugar a los videojuegos con regularidad causó un rendimiento neurocognitivo superior, es un hallazgo prometedor, y uno que debemos seguir investigando en estos niños a medida que pasan a la adolescencia y a la juventud”, señaló, por su parte, el doctor Bader Chaarani, profesor asistente de psiquiatría en la Universidad de Vermont y autor principal del estudio.

Y añadió: “Hoy en día, muchos padres están preocupados por los efectos de los videojuegos en la salud y el desarrollo de sus hijos, y a medida que estos juegos siguen creciendo entre los jóvenes, es crucial que comprendamos mejor los efectos tanto positivos como negativos que pueden tener estos juegos.”

Al tener que cumplir objetivos en el marco de una trama, los videojuegos pueden ser útiles para estimular a los seres humanos (Pexels)Al tener que cumplir objetivos en el marco de una trama, los videojuegos pueden ser útiles para estimular a los seres humanos (Pexels)

Los niños fueron divididos en dos categorías: aquellos que afirmaron no jugar videojuegos y los que mencionaron jugar tres horas diarias o más. Se eligió este umbral porque excede las directrices de la Academia Americana de Pediatría en relación al tiempo frente a la pantalla, que sugiere restringir el juego a una o dos horas diarias para niños mayores. Para cada conjunto, el equipo analizó cómo se desempeñaban los participantes en dos actividades que medían su habilidad para regular comportamientos impulsivos y retener información, así como la actividad cerebral mientras llevaban a cabo dichas actividades.

Los expertos hallaron que los niños que jugaban videojuegos tres horas o más al día eran más ágiles y exactos en ambas pruebas cognitivas en relación a aquellos que no jugaban. Además, notaron que las variaciones en la capacidad cognitiva entre ambos grupos iban de la mano con diferencias en la actividad cerebral. Las imágenes obtenidas por resonancia magnética funcional revelaron que quienes jugaban tres horas o más al día presentaban mayor actividad en áreas cerebrales vinculadas a la atención y memoria en comparación con aquellos que no jugaban. Simultáneamente, los que jugaban al menos tres horas diarias mostraban mayor actividad en las zonas frontales del cerebro, relacionadas con tareas cognitivamente desafiantes, y menor actividad en áreas vinculadas a la percepción visual.

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