A ciegas en la Casa de los Famosos: desafiando barreras invisibles en el reality show

Imagina una tercera edición en la que, por primera vez, participe una persona con discapacidad visual: Alexis, se une al elenco.

Por Miguel Ángel Millán*

* Miguel Ángel Millán es interventor educativo con discapacidad visual y asesor en tecnología adaptada.


En las dos primeras ediciones de La Casa de los Famosos México hemos visto de todo: conflictos explosivos, amistades inesperadas, y una diversidad de personajes que han mantenido a la audiencia pegada al televisor. Desde celebridades que apenas recordábamos, hasta íconos de la cultura pop, el programa ha sido un crisol de personalidades. Sin embargo, a pesar de esta variedad, hay un grupo que aún no ha tenido representación: las personas con discapacidad. 

Imagina una tercera edición en la que, por primera vez, participe una persona con discapacidad visual: Alexis, se une al elenco. (Alexis es un personaje ficticio, creado para lograr este texto).

Alexis es un hombre de unos 30 años, con un carisma natural y una aguda habilidad para leer a las personas, incluso sin poder verlas. Desde el momento en que entra a la casa, el ambiente cambia. Sus compañeros, acostumbrados a confiar en la vista para juzgar a los demás, se encuentran con un desafío inesperado: ¿cómo conectar con alguien que no puede ver sus expresiones o gestos?.

Al principio, hay cierta incomodidad. Durante la primera semana, Alexis tiene que adaptarse al nuevo espacio, memorizando dónde está cada mueble y puerta. Sus compañeros, en un esfuerzo por ayudar, a veces se pasan de protectores, creando un ambiente donde Alexis siente que lo tratan más como a un niño que como a un adulto. Sin embargo, Alexis, con su sentido del humor agudo, pronto empieza a romper el hielo. “Ya no me vuelvan a decir dónde está la puerta, que los voy a extrañar cuando salgan de la casa”, bromea en una conversación.

Poco a poco, sus compañeros comienzan a ver más allá de su discapacidad. En una noche de convivencia, mientras los participantes hablan de sus vidas, Alexis cuenta una anécdota sobre cómo perdió la vista en un accidente cuando era adolescente, y cómo eso lo llevó a desarrollar una perspectiva única sobre la vida. La sala queda en silencio, no por lástima, sino por el respeto que ha ganado en tan poco tiempo.

Las dinámicas de la casa también presentan desafíos únicos para Alexis. En un juego que implica encontrar objetos escondidos en el patio, Alexis al principio se siente frustrado. No es fácil participar en un juego diseñado para personas que dependen de su vista. Pero en lugar de rendirse, Alexis propone una solución: trabajar en equipo con otro compañero. Con su agudo sentido del oído y orientación, lo logran guiar hasta la victoria, demostrando que con adaptaciones, la participación es posible y, a menudo, más emocionante.

Sin embargo, no todo es fácil. En algunos momentos, Alexis se siente excluido, no porque sus compañeros lo ignoren, sino porque hay actividades en las que no puede participar de la misma manera. Es un recordatorio de las barreras que las personas con discapacidad enfrentan a diario. Pero en lugar de deprimirse, Alexis usa estas experiencias para educar a sus compañeros y a la audiencia. «No se trata de hacer todo como los demás,» dice en uno de los confesionarios, «se trata de encontrar cómo hacerlo a mi manera.»

Socialmente, la convivencia con Alexis también genera momentos de reflexión entre los otros participantes. Algunos se acercan a él con empatía genuina, aprendiendo a ver más allá de su discapacidad, mientras que otros, tal vez por ignorancia o inseguridad, mantienen cierta distancia. Pero Alexis no pretende ser perfecto ni un santo. En más de una ocasión, se enfrenta con otros por cosas tan triviales como la distribución de tareas, mostrando que, como cualquier otra persona, tiene sus defectos y frustraciones.

Conclusión

La inclusión de una persona con discapacidad visual en La Casa de los Famosos sería un hito no solo para el programa, sino para la sociedad en general. Alexis, con su humanidad plena, demuestra que las personas con discapacidad no son héroes inmaculados, sino seres humanos con virtudes, defectos, y sobre todo, con el derecho a ser vistos más allá de su condición. Su participación podría inspirar a muchos, no solo a entender mejor las dificultades que enfrentan, sino a reconocer el valor de la diversidad en todos los aspectos de la vida. En un mundo donde la visibilidad lo es todo, tener a alguien como Alexis nos recuerda que, a veces, lo esencial es invisible a los ojos.

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