Texto y fotografías de Bernardo Torres Morales
Acapulco, Guerrero.- Campesinos de la zona rural alertaron que se avecina una grave crisis alimentaria, debido a que el Huracán «Otis» destruyó los cultivos de maíz, huertas de coco y calabaza.
Sabanillas es una comunidad que se encuentra en la zona limítrofe del municipio y sufrió pérdidas de maíz y coco, miles de toneladas de productos que no se podrán cosechar.
El señor César Flores Arredondo es un campesino de esta localidad que perdió dos hectárea de coco y dos de maíz, con ello además de alimentar a su familia podría vender a la comunidad y a otras aledañas.
Había emprendido un proyecto ecoturístico denominado Casa de Campo «Huerta en el Arroyo», que fungía como restaurante y espacio para acampar, y fue totalmente arrasado por el Arroyo «La Joya».
Pide ayuda gubernamental para rehabilitar su huerta, perdió más de 200 palmeras de coco, que este año serían el sustento de su familia, ahora quedan en la incertidumbre, pues los apoyos del gobierno no están llegando.
Después de jubilarse como militar, con su familia emprendieron este proyecto a lado del arroyo, ni con los fenómenos meteorológicos «Ingrid» y «Manuel» les había pasado algo similar, relató.
Cientos de palmas sucumbieron a la corriente del río desbordado, árboles frutales y milpa para maíz fueron arrasados, apenas era elote, por lo que poco se puede rescatar.
En este poblado a pesar de que no ha llegado la ayuda de las autoridades los pobladores se han organizado para limpiar y picar los árboles caídos, pues todo el apoyo está concentrado en el Puerto de Acapulco.
Por su cuenta están saliendo adelante, si la energía eléctrica o señal telefónica no llega consideran que no es el mayor problema, lo que requieren son alimentos, pues ya no hay tiendas que les vendan.
La ropa que se les mojó la están lavando en el mismo río, en las calles ponen pequeños negocios de comida hasta en tanto se restablezcan las tiendas o haya gas para cocinar.
Don Zenén Carmona Alemán cuenta los momentos difíciles que vivieron con el Huracán, relata como escuchaban que los techos y árboles volaban «mujeres y niños decían que era el fin del mundo».
Perdieron enseres, techos, cosechas, no hay ayuda gubernamental, pero están agradecidos de haber salvado sus vidas, y en espera de que los programas y apoyos lleguen en algún momento.