*Los menores ya han sido capacitados por la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias para poder pertenecer a la Policía Comunitaria.
Francisca Meza Carranza
Chilpancingo, 15 mar (PlanB).- Las rocas y desniveles en el suelo de tierra sirven como asientos para estudiantes del municipio de José Joaquín de Herrera en donde los menores han resistido armarse para formar parte de la policía comunitaria que formaron los adultos para defenderse de la violencia que asola esa zona.
En 2020 los estudiantes de la Escuela Telesecundaria Independencia de México de la comunidad indígena nahua Ayahualtempa habían decidido cambiar las aulas por las armas ante el abandono en materia de seguridad y obras sociales en la que viven, sin embargo, autoridades del gobierno federal y estatal se comprometieron a hacerlo.
A dos años, los 60 alumnos, quienes ya fueron adiestrados para sumarse a la Policía Comunitaria perteneciente a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), reciben educación a la sombra de un encino, en pleno campo, en el abandono de las autoridades.
Los menores no pueden salir de su comunidad a recibir clases a Hueycantenango, la cabecera municipal, porque viven bajo amenaza del grupo criminal Los Ardillos, del que se defienden, por lo que hoy se manifestaron para exigir instalaciones.
Durante la marcha, junto con padres de familia exigieron al Presidente, Andrés Manuel López Obrador y a la gobernadora Evelyn Salgado, apresurar el cumplimiento de los acuerdos y atiendan los más pronto las necesidades de la comunidad.
El director de la escuela, Sergio Valle Cortés, indicó que desde septiembre del año pasado cuando dio inicio el ciclo escolar 2022-2023 los niños toman clases en condiciones inadecuadas, bajo la sombra de los árboles y con piedras como butacas.
Aunque están instalados en el predio que la comunidad donó para la construcción de la escuela no cuentan con pintarrones, butacas y no tienen suficientes libros de texto, por lo que los estudiantes utilizan un ejemplar en equipos de tres.
El terreno baldío en el que toman clases no cuenta con cerco perimetral, no tienen sanitarios y hombres y mujeres se arriesgan al realizar sus necesidades en las laderas del terreno.
Al encontrarse a la orilla de la localidad también están expuestos a sufrir picaduras de alacrán y detalló que sólo en estos 7 meses ha habido dos incidentes de este tipo.