Nota: Sergio Ocampo/La Jornada
San Miguel Totolapan.-Unas 500 personas desplazadas de Petlacala, Plan Verde, San Pedro, Puerto Progreso, Linda Vista y de otros pueblos del municipio de San Miguel Totolapan, ubicado en lo alto de la Sierra Madre del Sur, en la región Tierra Caliente de Guerrero, demandaron al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda ayuda humanitaria para regresar a sus comunidades, de donde huyeron hace tres semanas, y la instalación de una base del Ejército Mexicano para resguardarlos de la delincuencia.
Comisarios municipales, autoridades ejidales, comunales y representantes de unos 43 pueblos pidieron por escrito la intervención del jefe del Ejecutivo. “Bajo el principio de la legítima defensa hemos protegido por más de 10 años nuestra zona de un grupo criminal que quiere apoderarse de ella, rica en recursos hídricos, forestales y mineros, hechos que han perturbado la paz y que impiden que los servicios funcionen con normalidad.
Nos dirigimos a usted, de la manera más atenta y respetuosa, para manifestarle que hemos sido respetuosos con todos los órdenes de gobierno, señalaron autoridades en una misiva, en la que también requirieron el establecimiento de un cuartel militar y/o de la Guardia Nacional, que funcione de manera permanente en el poblado de Linda Vista, que nos brinde la seguridad y patrullaje de la ruta integrada por las localidades Las Tunas-Coronilla-Petlacala-Lindavista-Estación Toro Muerto.
Los ciudadanos estamos de acuerdo en la donación de un terreno para tal fin; con el propósito de brindar seguridad a la población; para el funcionamiento de los programas federales; la reactivación del servicio educativo, de salud, el abasto de productos de la canasta básica y el transporte.
Mientras analizan esta petición, agregaron, exigimos la permanencia del destacamento de seguridad de la Secretaría de la Defensa Nacional que actualmente se encuentra en nuestra localidad.
En Lindavista, los ataques empezaron el 31 de agosto, dijo una desplazada: Nos venimos porque cayó una bomba en la cancha, cerca de mi casa; nos espantamos porque pensamos que le había caído a los niños. Ese rato salimos como cinco familias, otras ya se habían ido cuando la primera balacera; nos venimos caminando como una hora y media, y estaba lloviendo, lo malo es que mi hija se me enfermó.
En una reunión de mujeres en la misma comunidad, una expresó: Queremos justicia porque los niños quieren ir a la escuela, que los maestros regresen porque los niños están perdiendo clases; queremos estar bien. Ya estuvo bueno de tanta violencia; queremos paz y justicia.
Reciben apoyo de pobladores
A unos 20 kilómetros de Linda Vista, en el pueblo Toro Muerto, donde se encuentran parte de las familias desplazadas (otras se fueron a los municipios de Atoyac de Álvarez, Heliodoro Castillo, Técpan de Galeana y Acapulco), las desplazadas narraron los momentos de terror que vivieron hace unos días.
Nos daba miedo, dijo una habitante que pidió anonimato. “Se oía que ya venían (criminales organizados). Siempre hemos vivido en ese ranchito (Puerto Progreso), somos campesinos, mi papá tiene 89 años y mi esposo 67; allá tenemos gallinas, borregos, vaquitas. Vivimos de lo que sembramos, por eso pedimos seguridad. Estamos acostumbrados a vivir en el campo; sembramos papitas, maíz, habas.
“Nos venimos acá (a Toro Muerto), que estaba más tranquilo, nos enterábamos por lo que nos decía la gente de Petlacala, sólo escuchábamos la balacera y nos preguntábamos ¿qué vamos a hacer si vienen? Los que estaban en Petlacala luego se levantaron (en armas), pero la mayoría se fue; todos esos pueblos están solos, completamente.
Tenemos que comprar los alimentos hasta Atoyac, hacemos hasta cinco horas; queremos regresar, pero hasta que haya seguridad. Tenemos miedo porque a cualquier hora pueden llegar (los delincuentes). Imagínese, los animalitos se quedaron allá, no comen como debe de ser; los perros matan a los borregos y estamos sin dinero, se necesita gasolina para ir.
Otra mujer, del poblado de Plan Verde, recordó: “Empezando la tarde se oían las bombas, hasta las 12 de la noche; y por el temor, con nuestros niños nos salimos. Nos da miedo, no vayan a llegar por acá. También, cerca de San Pedro había balaceras; yo soy de Plan Verde. Somos de la parte de abajo de Linda Vista; toda una semana se oían las bombas; nos venimos con nuestros niños y los hombres se quedaron (defendiendo el pueblo). A los dos días que salimos cayeron las bombas en la cancha, andaban jugando los niños de una señora.
El gobierno nada más viene, pero no llega nada de apoyo; comemos gracias a los pueblos vecinos que nos apoyan; queremos regresar a nuestra comunidad, que los niños vuelvan a clases, pero nos da miedo, queremos que vayan los soldados.
El comisario de Linda Vista, Juan Nazario Barragán, informó: “Tenemos dos meses haciéndoles frente (a los delincuentes). Primero eran amenazas, y por eso retomamos las comunidades. Llegó el día que ellos subieron y se dio el enfrentamiento; son de La familia michoacana y lo que quieren es el corte de la madera, y hay minas por aquí que quieren explotar.
“Nosotros solos logramos que se fueran los de La familia michoacana; no queríamos hacer esto, pero nos sentíamos obligados a defendernos, no creemos que esa gente sólo venía a visitarnos, esa gente venía con todo.
Sí vino el Ejército Mexicano, hasta nos presentamos con ellos y platicamos. Les dijimos los motivos por los que estamos en los cerros, cuidando y rodeados de gente. Dijeron que aquí iban a estar, pero a los dos días se fueron. Me mandaron traer y dijeron que se iban a mover, no me dijeron por qué; eran como 30 elementos, puntualizó.